sábado, 14 de agosto de 2010

ETIOLOGÍA DE LA NERVIOSIDAD MODERNA


En esta serie de escritos profesionales he tratado ya de aportar la prueba de esta afirmación. No he de repetirla aquí; pero sí extractaré los argumentos principales deducidos de mis investigaciones. Una continua y penetrante observación clínica nos autoriza a distinguir en los estados neuropatológicos dos grandes grupos: las neurosis propiamente dichas y las psiconeurosis. En las primeras los síntomas somáticos o psíquicos parecen ser de naturaleza tóxica, comportándose idénticamente a los fenómenos consecutivos a una incorporación exagerada o a una privación repentina de ciertos tóxicos del sistema nervioso. Estas neurosis -sintetizadas generalmente bajo el concepto de neurastenia- pueden ser originadas, sin que sea indispensable la colaboración de una tara hereditaria, por ciertas anormalidades nocivas de la vida sexual, correspondiendo precisamente la forma de la enfermedad a la naturaleza especial de dichas anormalidades, y ello de tal manera que del cuadro clínico puede deducirse directamente muchas veces la especial etiología sexual. Ahora bien: entre la forma de la enfermedad nerviosa y las restantes influencias nocivas de la cultura, señaladas por los distintos autores, no aparece jamás tal correspondencia regular. Habremos, pues, de considerar el factor sexual como el más esencial en la causación de las neurosis propiamente dichas.
En las psiconeurosis es más importante la influencia hereditaria y menos transparente la causación. Un método singular de investigación, conocido con el nombre de psicoanálisis, ha permitido descubrir que los síntomas de estos padecimientos (histeria, neurosis obsesiva, etc.) son de carácter psicógeno y dependen de la acción de complejos inconscientes (reprimidos) de representaciones. Este mismo método nos ha llevado también al conocimiento de tales complejos, revelándonos que integran en general un contenido sexual, pues nacen de las necesidades sexuales de individuos insatisfechos y representan para ellos una especie de satisfacción sustitutiva. De este modo habremos de ver en todos aquellos factores que dañan la vida sexual, cohíben su actividad o desplazan sus fines, factores patógenos también de las psiconeurosis. El valor de la diferenciación teórica entre neurosis tóxica y neurosis psicógena no queda disminuido por el hecho de qué en la mayoría de las personas nerviosas puedan observarse perturbaciones de ambos orígenes. Aquellos que se hallen dispuestos a buscar conmigo la etiología de la nerviosidad en ciertas anormalidades nocivas de la vida sexual leerán con interés los desarrollos que siguen, destinados a insertar el tema del incremento de la nerviosidad en más amplio contexto.

De "La moral sexual cultural y la nerviosidad moderna".
Sigmund Freud 1908
Continúa

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