viernes, 28 de noviembre de 2014

PSICOANÁLISIS Y EDUCACIÓN


 NO HAY CRECIMIENTO SIN FUNCIÓN POÉTICA

Nuestras mejores virtudes han nacido en calidad de reacciones y sublimaciones, sobre el terreno de las peores disposiciones.
Una educación basada en los conocimientos psicoanalíticos puede constituir la mejor profilaxis individual de las neurosis, ya que sabemos que los síntomas mórbidos muchas veces no son sino formaciones sustitutivas de tendencias perniciosas, es decir, inútiles, y que las condiciones genéticas de esos síntomas se establecen en los años infantiles y juveniles (precisamente en la época durante la cual el ser humano es objeto de la educación) ya se expresen dichas enfermedades en la juventud o en épocas posteriores de la vida.
El pedagogo trabaja con un material plástico, accesible a cualquier impresión y deberá imponerse el compromiso de no plasmar la joven vida psíquica de acuerdo con sus propios ideales personales, sino más bien ajustándose a las disposiciones y posibilidades particulares de la educación.
Debemos recordar que los pactos de amor, en cuanto tal, no existen; lo que existe son los pactos que se pueden constatar porque hay un orden significante ya que la ley del lenguaje siempre es previa.
Si los adultos nos cuestionáramos, qué fue de nuestra época colegial, qué pensábamos de nuestros profesores, qué relación de amor y odio (ambivalencia afectiva) recaían como modelos en los docentes de aquella tan lejana o cercana época, podríamos pensar la educación de una manera diferente.
En los primeros seis años de la infancia, el pequeño ser humano ha fijado de una vez por todas la forma y el tono afectivo de sus relaciones con los individuos del propio sexo y del otro, y a partir de ese momento podrá desarrollarlas y orientarlas en distintos sentidos, pero ya no logrará abandonarlas. Las personas a las que ha fijado con tal intensidad en esa época son sus padres y hermanos. Las posteriores relaciones asumen a modo de herencia afectiva, estas identificaciones, siendo la imagen del padre, tal vez la de mayor importancia. Padre que pasa de ser una figura ideal a imitar, alguien a quien posteriormente se tiende a destruir al comprobar que no es un ser omnipotente y todo-sapiencia como en un principio le atribuimos.
Los profesores pasan a ocupar esa función, ese lugar del padre, ante el cual se transfieren esos sentimientos ambivalentes de amor y odio. Y si preguntan ¿qué hacer? rescataría de la poesía como objeto de conocimiento qué:

“El camino de la poesía cruza todos los caminos, no habrá crecimiento humano sin la función poética”. “Vivimos como está escrito”. “Si es posible el poema es posible la vida”. Estudiar psicoanálisis le puede ayudar al docente que hay en ti y el tratamiento psicoanalítico no es ninguna necesidad, es un instrumento de precisión para medir la vida y, si se usa para eso, es eficaz y barato. 

Dr. Carlos Fernández del Ganso
Del texto "Psicoanálisis  y Educación"
www.carlosfernandezdelganso.com

viernes, 21 de noviembre de 2014

PSICOANÁLISIS Y EDUCACIÓN


LA FELICIDAD SE ENCUENTRA EN EL CAMINO DEL TRABAJO.

         De todo lo expuesto se desprende que la formación de los educadores adquiere, en el proceso de la educación, un lugar privilegiado. Tan así es que el máximo interés del psicoanálisis para la Pedagogía se apoya en un principio demostrado hasta la evidencia. Sólo puede se pedagogo quien se encuentre capacitado para infundirse en el alma infantil, y nosotros, los adultos, no comprendemos nuestra propia infancia.
         Nuestra amnesia infantil es una prueba de cuán extraños a ello hemos llegado a ser. El psicoanálisis ha descubierto los deseos, mecanismos psíquicos y procesos de la infancia que intervienen en todo aprendizaje. Los esfuerzos anteriores al 1900, fueron incompletos y erróneos, como consecuencia de haber dejado de lado por completo al inestimable factor de la sexualidad en sus manifestaciones somáticas y psíquicas.
         Si en su trabajo el educador no considera, por ignorancia o se mantiene escéptico por prejuicios, los descubrimientos más evidentes del psicoanálisis en las cuestiones de la infancia (el Complejo de Edipo, el Narcisismo, la organización genital, las disposiciones perversas, el erotismo anal, la curiosidad sexual…) valorará los procesos del niño y del adolescente de manera parcial, pudiendo incluso caer en el error de compararlos con los del adulto o con los de su propia infancia.
         Y continuando leyendo a Freud podemos insistir: cuando los educadores se hayan familiarizado con los resultados del psicoanálisis, les será más fácil reconciliarse con determinadas fases de la evolución infantil, y entre otras cosas no correrá el peligro de exagerar la importancia de los impulsos instintivos perversos o asociales que el niño muestre. Muy al contrario se guardarán de toda tentativa de yugular violentamente tales impulsos al saber que tal procedimiento de influjo puede producir resultados tan indeseables como la pasividad ante la perversión infantil, temida por los pedagogos.
         La represión violenta de instintos enérgicos, llevada a cabo desde el exterior no produce nunca en los niños la desaparición ni el vencimiento de tales instintos y sí tan sólo una represión, que inicia una tendencia a posteriores enfermedades neuróticas.
         El psicoanálisis tiene frecuente ocasión de comprobar la gran participación que una educación inadecuadamente severa tiene en la producción de enfermedades anímicas o con qué pérdidas de la capacidad de rendimiento y de goce es conquistada la normalidad exigida. Y también puede enseñar cuán valiosas aportaciones proporciona estos instintos perversos y asociales del niño a la formación del carácter  cuando no sucumben a la represión, sino que son desviados por medio del proceso llamado sublimación, de sus fines primitivos y dirigidos hacia otros más valiosos.

(continuará)

Del texto “Psicoanálisis y educación”
Dr. Carlos Fernández

viernes, 14 de noviembre de 2014

PSICOANÁLISIS Y EDUCACIÓN

PREGUNTAN LOS MÉDICOS, LOS PSICÓLOGOS, LOS DOCENTES, LOS PADRES: ¿CUANDO ESTÁ INDICADO EL PSICOANÁLISIS EN LOS NIÑOS?

         La infancia, en psicoanálisis, es un tiempo que transcurre sólo en el adulto. ¿? Me explico: la sexualidad humana es única entre los seres vivos, es la única sexualidad que se caracteriza por transcurrir en dos tiempos diferentes, separados por un período de latencia. Al primero de esos tiempos le denominamos “sexualidad infantil” acontece hasta los 3 o 4 años de edad y al segundo tiempo que acaece entre los 9 y 14 años “metamorfosis de la pubertad” y, al periodo entre los 5 y los 8 años aproximadamente nos referimos cómo “Período de latencia”.
         Y es, desde la metamorfosis de la pubertad, donde se abrochan los conceptos sobre la sexualidad y la muerte, precipitan los pensamientos sobre la amistad, lo grupal, el trabajo y los proyectos, los límites y la ley, en definitiva, los elementos que considera la Constitución como mayoría de edad, en nuestro país a los 18 años.
         Según el estudio que se realice del paciente, se puede considerar pediátrico hasta los 14 años, cadete o juvenil para el deporte, preescolar o escolar para la docencia y a nivel de la salud mental podemos con amplios márgenes decir que: si el niño tiene menos de 4 o 5 años, además de atender al niño, hay que escuchar muy detenidamente a los padres en todos los casos ya que generalmente un conflicto en los adultos (no posible de ser elaborado por el niño) se está manifestando en dificultad para dormir, pesadillas nocturnas, problemas con la alimentación, peleas con los hermanos, pataletas prolongadas que genera inquietud en los padres. Un asesoramiento con los padres suele ser muy resolutivo.
         Si la edad esta cercana a la pubertad (9 a 14 años) hay que recibir y escuchar al joven que siente cambios corporales que a veces, no entiende, modificaciones en el tono de su voz, necesidad de ideales, libertad y una gran capacidad creativa o deportiva que pide ser canalizada, por lo que la “orientación vocacional” es prioritaria en estas edades.
         En el período de latencia, en esa edad del pavo, a los padres y tutores, les corresponde lo más difícil y sencillo: dejar crecer y dejar hacer porque a veces, no hacer es un hacer necesario para el crecimiento  del otro. Recibir  a la familia y escucharlos puede desdramatizar situaciones incómodas por, la actitud de los jóvenes y las ambiciones de los padres.
         Aconsejo a todos aquellos interesados en conocer al detalle que cosas suceden en cada uno de esos períodos descritos, leer el artículo de Sigmund Freud   “Tres ensayos para una teoría sexual”. La mejor traducción que conozco es de López Ballesteros.
         Y para terminar abrochar con el principio, el psicoanálisis para los niños, debe comenzar por el psicoanálisis de los adultos.


         (continuará)

         Dr. Carlos Fernández del Ganso
        Del texto "Psicoanálisis y Educación"
         www.carlosfernandezdelganso.com

viernes, 7 de noviembre de 2014

PSICOANÁLISIS Y EDUCACIÓN


SUFRIR O GOZAR ESTUDIANDO, ES UNA DECISIÓN

            En cuanto a la tercera fuente de sufrimiento, el de origen social, nos negamos en absoluto a aceptarlo, no atinamos a comprender porque las instituciones que nosotros mismos hemos creado no habrían de representar más bien protección y bienestar para todos. Sin embargo, si consideramos cuán pésimo resultado hemos obtenido precisamente en este sector de la prevención contra el sufrimiento; comenzando a sospechar que también aquí podría ocultarse una porción de la indomable naturaleza, tratándose esta vez de nuestra propia constitución psíquica.
            Una “técnica” para evitar el sufrimiento, será la sublimación de los instintos, es decir acrecentar el placer del trabajo psíquico e intelectual. Las satisfacciones de esta clase, como la que el artista experimenta en la creación, en la encarnación de sus fantasías; la del investigador en la solución de sus problemas y en el descubrimiento de la verdad, son de una calidad especial, pudiendo metafóricamente decir que son más “nobles y elevadas” que la satisfacción de impulsos instintivos groseros y primarios. Aunque  debemos reconocer que el punto débil de este método radica en que su aplicabilidad no es general, ya que sólo es aplicable a pocos seres (nos referimos a los que trabajan por una vocación especial) y, además no ofrece una completa protección contra el sufrimiento, pues recordemos que la fuerza de la naturaleza siempre está presente y del cuerpo propio no se puede huir.
            Cualquier tipo de trabajo ofrece la posibilidad de ligar al individuo tan fuertemente a la realidad como ninguna otra actividad vital consigue,  incorporándolo solidamente a la comunidad humana. No obstante el trabajo es menospreciado por el hombre como camino a la felicidad. No se precipita a él como a otras fuentes de goce y la inmensa mayoría de los seres sólo trabajan bajo el imperio de la necesidad, y de esta aversión humana al trabajo se derivan los más dificultosos problemas sociales.
            Nos permitimos recomendar leer la obra de Sigmund Freud, a todos, en especial aquellos que por su profesión trabajen en la salud y la educación. Decimos que gobernar, educar y psicoanalizar son tareas imposibles, es decir transcurren inconscientemente, no cesan de no escribirse y el sujeto siempre está implicado en lo que le sucede. El psicoanálisis escucha al docente y pone a su disposición herramientas eficaces para su formación.

(continuará)

Dr. Carlos Fernández del Ganso
Del texto “Psicoanálisis y Educación”