NO HAY
CRECIMIENTO SIN FUNCIÓN POÉTICA
Nuestras
mejores virtudes han nacido en calidad de reacciones y sublimaciones, sobre el
terreno de las peores disposiciones.
Una
educación basada en los conocimientos psicoanalíticos puede constituir la mejor
profilaxis individual de las neurosis, ya que sabemos que los síntomas mórbidos
muchas veces no son sino formaciones sustitutivas de tendencias perniciosas, es
decir, inútiles, y que las condiciones genéticas de esos síntomas se establecen
en los años infantiles y juveniles (precisamente en la época durante la cual el
ser humano es objeto de la educación) ya se expresen dichas enfermedades en la
juventud o en épocas posteriores de la vida.
El pedagogo
trabaja con un material plástico, accesible a cualquier impresión y deberá
imponerse el compromiso de no plasmar la joven vida psíquica de acuerdo con sus
propios ideales personales, sino más bien ajustándose a las disposiciones y
posibilidades particulares de la educación.
Debemos
recordar que los pactos de amor, en cuanto tal, no existen; lo que existe son
los pactos que se pueden constatar porque hay un orden significante ya que la
ley del lenguaje siempre es previa.
Si los
adultos nos cuestionáramos, qué fue de nuestra época colegial, qué pensábamos
de nuestros profesores, qué relación de amor y odio (ambivalencia afectiva)
recaían como modelos en los docentes de aquella tan lejana o cercana época,
podríamos pensar la educación de una manera diferente.
En los
primeros seis años de la infancia, el pequeño ser humano ha fijado de una vez
por todas la forma y el tono afectivo de sus relaciones con los individuos del
propio sexo y del otro, y a partir de ese momento podrá desarrollarlas y
orientarlas en distintos sentidos, pero ya no logrará abandonarlas. Las
personas a las que ha fijado con tal intensidad en esa época son sus padres y
hermanos. Las posteriores relaciones asumen a modo de herencia afectiva, estas
identificaciones, siendo la imagen del padre, tal vez la de mayor importancia.
Padre que pasa de ser una figura ideal a imitar, alguien a quien posteriormente
se tiende a destruir al comprobar que no es un ser omnipotente y todo-sapiencia
como en un principio le atribuimos.
Los
profesores pasan a ocupar esa función, ese lugar del padre, ante el cual se
transfieren esos sentimientos ambivalentes de amor y odio. Y si preguntan ¿qué
hacer? rescataría de la poesía como objeto de conocimiento qué:
“El camino
de la poesía cruza todos los caminos, no habrá crecimiento humano sin la
función poética”. “Vivimos como está escrito”. “Si es posible el poema es
posible la vida”. Estudiar psicoanálisis le puede ayudar al docente que hay en
ti y el tratamiento psicoanalítico no es ninguna necesidad, es un instrumento
de precisión para medir la vida y, si se usa para eso, es eficaz y barato.
Dr. Carlos Fernández del Ganso
Del texto "Psicoanálisis y Educación"
www.carlosfernandezdelganso.com
Dr. Carlos Fernández del Ganso
Del texto "Psicoanálisis y Educación"
www.carlosfernandezdelganso.com
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