domingo, 27 de noviembre de 2011

EL POETA Y LA FANTASÍA



















Cuadro: "Reinado de nubes" de Miguel O. Menassa (www.momgallery.com)












EL POETA Y LA FANTASÍA












Todo el mundo podría poetizar, porque poetizar, para Freud, no es más que jugar y no fantasear. ¿Cuál es la diferencia fundamental entre jugar y fantasear? ¿Por qué el que juega es un jugador, alguien que se divierte, y el que fantasea alguien que sufre? En el juego es libre, es decir, no necesita ni mostrárselo a nadie ni ocultarlo a nadie. El neurótico reemplaza el juego por la fantasía. A mi entender en esta línea Freud expone la tesis (y tesis quiere decir que ustedes tienen que trabajar para encontrar la solución), de que el poeta es poeta porque no abandona el juego, no es que nos cuenta sus fantasías, sino que lo que nos cuenta es cómo juega con las palabras.












Lo fundamental entre el juego y la fantasía es que para fantasear no necesito la realidad, por lo tanto, cada vez que fantaseo soy un ser aislado que inventa una realidad nueva que no existe y que no tiene nada que ver con la realidad, por eso que voy a buscar a mi novia y creo que me va a dar un beso y me dice: "Si será desgraciado".












¿Por qué? Porque no hubo realidad sino fantasía. En cambio, el niño cuando juega siempre toma un elemento de la realidad para jugar. El poeta cuando juega siempre juega con la realidad, es decir, tanto el juego del niño como el juego del poeta son la transformación de una realidad conocida.












El neurótico es capaz de montarse en un palo de escoba y cuando uno le dice: ¿por qué no le das de comer?; el tipo va y le da de comer a la escoba. El niño puede montarse en un palo de escoba creyendo que es un caballo y cuando la mamá le dice: "por qué no le das de comer"; el chico le contesta: "mamá, es un palo de escoba".












El niño y el poeta transforman la realidad, pero jamás confunden la realidad con la fantasía, jamás confunden la realidad con el juego. Eso es lo que no puede el neurótico, que está permanentemente quitándole espacio a la realidad para poner en ella sus fantasías.












Esto no quiere decir que hacerte escritor te salve de las fantasías.












Freud dice que cuando alguien me cuenta sus fantasías, tengo asco o indiferencia, en cambio, cuando el poeta me cuenta sus fantasías yo tengo placer. Aquí está el por qué yo digo que el placer preliminar es la interpretación. Freud dice que el poeta le da poco al oyente, le da sólo el placer preliminar. El vedadero placer lo obtiene el sujeto porque el poeta con el placer preliminar lo libera.












Yo, en la interpretación, no le digo al sujeto cómo tiene que vivir, le digo qué es lo que no le deja vivir; entonces el sujeto comienza a vivir. ¿Ven que es el mismo efecto que la interpretación?
Es bellísimo cómo lo dice Freud: poco le da el poeta, nada más que el placer preliminar, pero el placer preliminar es el que le permite al sujeto gozar de sus fantasías. Es decir, que el verdadero placer que me produce la obra estética no viene de la obra estética, porque entonces seríamos prekantianos. El verdadero placer de la obra estética proviene del sujeto. Esto es lo que dice Freud en este maravilloso capítulo, cuando todavía no tenía delineada la teoría psicoanalítica, cuando estaba produciendo efectos de sentido, maravillosos efectos de sentido.












Para que no crean que yo tengo un libro que no tienen ustedes, les leo:
"El poeta mitiga el carácter egoísta del sueño diurno por medio de modificaciones y ocultaciones, metáfora, metonimia, y nos soborna con el placer puramente formal, o sea, estético".
Esto es otra maravilla, esto es decir que el estatuto del psicoanálisis o el estatuto del inconsciente no es ético, sino estético.












Cuando un psicoanalista joven le dice a un paciente que lo que más le gustaba era la teta de la mamá, eso es ético no estético. En realidad estético es como dice Bertolt Brecht cuando estaba con la mujer esa que podía ser la mamá de la cual no recuerda nada, ni siquiera su nombre, sino sólo la nube que pasó por encima de ellos cuando él estaba con la mamá: eso es estético y es también la relación con la madre. Es decir, el estatuto del inconsciente es estético.
Sólo por ese placer estético que me produce es por lo que me animo a gozar de mis producciones propias.












A tal placer, placer preliminar, interpretación, que nos es ofrecido para facilitar la génesis de un placer mayor procedente de fuentes psíquicas más hondas, no de la obra, no de la interpretación, algo que se produce nuevo en el sujeto, lo designamos con el nombre de prima de atracción o placer preliminar. A mi juicio todo el placer estético que el poeta nos procura entraña este carácter de placer preliminar. El verdadero goce de la obra poética procede de la descarga de tensiones dadas en nuestra alma.












Es maravilloso esto que dice porque no es que provenga de la interpretación del analista la curación del paciente. La interpretación del analista abre en el paciente la posibilidad de un nuevo camino que el paciente puede seguir o no seguir. Como pasa con el poema o con el cuadro, no todos sentimos el placer preliminar. A veces tanto miedo tenemos a lo que seríamos capaces de sentir que ni siquiera escuchamos la interpretación o ni siquiera el poeta nos produce el placer estético que abriría en nosotros la posibilidad de un mundo diferente.












Aquello que sostiene el sistema inconsciente es un hecho estético, no es un hecho ético. Por eso, que cuando tengamos que escribir sobre la ética en psicoanálisis, vamos a tener que decir que la ética es según el deseo. Esa es la única ética en psicoanálisis: actuar según el sujeto del deseo.
El deseo no puede tener ninguna ética, porque su estatuto es transformarse permanentemente, repetirse permanentemente diferente; y eso no puede ser una ética, eso es una estética.












MIGUEL OSCAR MENASSA
Seminario Sigmund Freud (21 de febrero de 1997)

sábado, 26 de noviembre de 2011

AUTOBIOGRAFÍA. SIGMUND FREUD (1924-1925)

SE ESTABLECE COMO MÉDICO EN VIENA.




Antes de regresar a Viena permanecí varias semanas en Berlín dedicado a adquirir algunos conocimientos sobre las enfermedades de la infancia, pues el doctor Kassowitz, de Viena, que dirigía un Instituto de enfermedades de la niñez, me había prometido establecer una sala destinada a las enfermedades nerviosas infantiles. En Berlín fui amablemente acogido por Adolf Baginsky. Durante mi actividad en el Instituto de Kassowitz publiqué luego varios trabajos sobre las parálisis cerebrales de los niños. A estos trabajos se debió más tarde, en 1897, el encargo que me hizo Nothnagel de tratar esta materia en su magno Manual de la terapia general y especial.
En otoño de 1886 me establecí como médico en Viena y contraje matrimonio con la mujer que era, hacía ya más de cuatro años, mi prometida, y me esperaba en una lejana ciudad. Por cierto que, siendo aún novia mía, me hizo perder una ocasión de adquirir fama ya en aquellos años juveniles. En 1884 llegó a interesarme profundamente el alcaloide llamado cocaína, por entonces muy poco conocido, y lo hice traer de Merck en cierta cantidad para estudiar sus efectos fisiológicos. Hallándome dedicado a esta labor, se me presentó ocasión de hacer un viaje a la ciudad donde residía mi novia, a la que no veía hacía ya dos años, y puse término rápidamente a mi publicación, prediciendo que no tardarían en descubrirse amplias aplicaciones de aquel alcaloide. Antes de salir de Viena encargué a mi amigo el doctor Königstein, oculista, que investigase en qué medida resultaban aplicables las propiedades anestésicas de la cocaína en las intervenciones propias de su especialidad. A mi vuelta encontré que no Königstein, sino otro de mis amigos, Carl Koller (actualmente en Nueva York), al que también había hablado de la cocaína, había llevado a cabo decisivos experimentos sobre sus propiedades anestésicas, comunicándolos y demostrándolos en el Congreso de Oftalmología de Heidelberg.
Koller es, por tanto, considerado, con razón, como el descubridor de la anestesia local por medio de la cocaína, tan importante para la pequeña cirugía. Por mi parte, no guardo a mi mujer rencor alguno por la ocasión perdida.
Mi establecimiento como neurólogo en Viena data, como antes indiqué, del otoño de 1886. A mi regreso de París y Berlín me hallaba obligado a dar cuenta en la Sociedad de Médicos de lo que había visto y aprendido en la clínica de Charcot. Pero mis comunicaciones a esta Sociedad fueron muy mal acogidas. Personas de gran autoridad, como el doctor Bamberger, presidente de la misma, las declararon increíbles. Meynert me invitó a buscar en Viena casos análogos a los que describía y a presentarlos a la Sociedad. Mas los médicos en cuyas salas pude hallar tales casos me negaron la autorización de observarlos. Uno de ellos, un viejo cirujano, exclamó al oírme: «Pero ¿cómo puedes sostener tales disparates? Hysteron (sic) quiere decir «útero». ¿Cómo, pues, puede un hombre ser histérico?» En vano alegué que no pedía la aceptación de mis diagnósticos, sino tan sólo que se me dejara disponer de los enfermos que eligiera.
Por fin encontré, fuera del hospital, un caso clásico de hemianestesia histérica en un sujeto masculino y pude presentarlo y demostrarlo ante la Sociedad de Médicos. Esta vez tuvieron que rendirse a la evidencia pero se desinteresaron en seguida de la cuestión. La impresión de que las grandes autoridades médicas habían rechazado mis innovaciones, obtuvo la victoria y me vi relegado a la oposición con mis opiniones sobre la histeria masculina y la producción de parálisis histéricas por medio de la sugestión. Cuando poco después se me cerraron las puertas del laboratorio de Anatomía cerebral y me vi falto de local en el que dar mis conferencias, me retiré en absoluto de la vida académica y de relación profesional. Desde entonces no he vuelto a poner los pies en la Sociedad de Médicos. Continúa…

viernes, 25 de noviembre de 2011

OTROS SUEÑOS TÍPICOS





No tengo experiencia personal de otros sueños típicos en los que el soñante se encuentra volando en el aire con el acompañamiento de un sentimiento de agrado o de angustia, por lo que todo lo que diga sobre el particular se deriva de los psicoanálisis. Por la información así obtenida debo concluir que también estos sueños reproducen impresiones infantiles; relatan aquellos juegos de movimiento de tanto atractivo para los niños. No existe un tío que no le haya mostrado a un niño volar alrededor de la pieza cogiéndolo entre sus brazos, o que no haya jugado dejándolo caer súbitamente al estar cabalgando en su rodilla y extender de improviso la pierna, o levantándolo en vilo y repentinamente simular dejarlo caer. Los niños gozan con tales experiencias y no se cansan de pedir su repetición, particularmente si ellas les producen un cierto susto o vértigo. Años después se repiten tales escenas en los sueños; pero dejando aparte las manos que los sujetaban, por lo que flotan o caen sin tener apoyo. El placer derivado por los niños en juegos por el estilo (columpio y balancín) es por todos conocido, y cuando ven acrobacias en un circo se reactiva la memoria de dichos juegos .

Ataques histéricos en niños (varones) a veces no son sino meras reproducciones de tales acrobacias, llevadas a cabo con suma destreza. No es infrecuente que suceda en estos juegos de movimiento, aunque inocentes en sí, que den lugar a sensaciones sexuales (ver nota 339 de la pág 585 en este volumen). El retozar de los niños ('hetzen'), usando un término que corrientemente describe tales actividades, es lo que se repite en los sueños de volar, caer, vértigo, etc., en tanto que el sentimiento placentero a ellas enlazado se transforma en angustia. Muy a menudo, como toda madre lo sabe, el retozar de los niños lleva a terminar en riñas y lágrimas. Por tanto, tengo bases como para rechazar la teoría que los sueños de volar y caer son producidos por el estado de nuestras sensaciones táctiles o de movimiento pulmonar o algo por el estilo. Por mi parte, pienso que tales sensaciones son en sí reproducidas como una parte del recuerdo al que el sueño retrocede, es decir, son una parte del contenido del sueño pero no su fuente. Sin embargo, no puedo dejar de reconocer mi incapacidad de ofrecer una explicación completa de este tipo de sueños. Mis conocimientos me han abandonado al llegar a este punto. Debo, sin embargo, insistir en la afirmación general que todas las sensaciones motoras y táctiles en acción en estos sueños típicos, emergen de inmediato cada vez que haya una razón psíquica para hacer uso de ellas y que puedan ser descartadas al no ser necesitadas. Soy también de la opinión que la relación entre tales sueños y las experiencias infantiles se han establecido con seguridad por los hechos obtenidos en los análisis de psiconeuróticos.

Sin embargo, no soy capaz de decir que otros significados pueden relacionarse con dichas sensaciones a lo largo de la vida -diferentes significados, tal vez para cada caso individual a pesar de la apariencia típica de estos sueños, y tendría sumo agrado en poder llenar el vacío con un análisis cuidadoso de claros ejemplos. Si alguien se sorprende que pese a la frecuencia de sueños de volar, caer o sacarse un diente, me esté quejando de la falta de material, debo decir que yo mismo no he tenido sueños así desde que empezó mi interés por la interpretación onírica. Los sueños de neuróticos, de los que me he aprovechado, no siempre se pueden interpretar, al menos en muchos casos, como para revelar el total significado oculto. Una fuerza particular, que tuvo que ver con el origen y construcción de la neurosis, llega a actuar una vez más al tratar de resolverla, lo que nos impide interpretar estos sueños hasta su último secreto.




La Interpretación de los sueños. S. Freud.

jueves, 24 de noviembre de 2011

SI SUS OJOS NO PUEDE CERRAR

Su sus ojos no puede cerrar, por temor a soñar, no poder abrirlos más.
Hable y escucharé sus sueños.


Dr. Carlos Fernández
Psicoanalista
www.carlosfernandezdelganso.com

miércoles, 23 de noviembre de 2011

MANIFESTACIONES DE LA SEXUALIDAD INFANTIL

Por motivos que veremos más adelante, tomaremos como tipo de las manifestaciones sexuales infantiles el «chupeteo» (succión productora del placer), a la cual ha dedicado un excelente estudio el pediatra húngaro Lindner. La succión o el «chupeteo», que aparece ya en los niños de pecho y puede subsistir hasta la edad adulta e incluso conservarse en ocasiones a través de toda la vida, consiste en un contacto succionador rítmicamente repetido y verificado con los labios, acto al que falta todo fin de absorción de alimento. Una parte de los mismos labios, la lengua o cualquier otro punto asequible de la piel del mismo individuo (a veces hasta el dedo gordo de un pie), son tomados como objeto de la succión. Al mismo tiempo aparece a veces un instinto de aprehensión, que se manifiesta por un simultáneo pellizcar rítmico del lóbulo de la oreja, y puede también apoderarse de esta misma u otra cualquiera parte del cuerpo de otra persona con el mismo fin. La succión productora de placer está ligada con un total embargo de la atención y conduce a conciliar el sueño o a una reacción motora de la naturaleza del orgasmo.
Con frecuencia se combina con la succión productora de placer el frotamiento de determinadas partes del cuerpo de gran sensibilidad: el pecho o los genitales exteriores. Muchos niños pasan así de la succión a la masturbación. Lindner ha reconocido claramente y ha hecho resaltar con toda audacia la naturaleza sexual de este acto. Frecuentemente se considera el «chupeteo» como una de las «mañas» sexuales del niño. Numerosos pediatras y neurólogos niegan en absoluto esta hipótesis; más su contraria opinión, fundada en una confusión entre lo sexual y lo genital, plantea el difícil e inevitable problema de establecer qué carácter general debe atribuirse a las manifestaciones sexuales de los niños. Por mi parte, opino que el conjunto de aquellas manifestaciones en cuya esencia hemos penetrado por medio de la investigación psicoanalítica nos da derecho a considerar el «chupeteo» como una manifestación sexual y a estudiar en ella precisamente los caracteres esenciales de la actividad sexual infantil. Continúa…
“Tres ensayos para una teoría sexual” S. Freud (1905)

martes, 22 de noviembre de 2011

PRIMERAS CONFERENCIAS. AUTOBIOGRAFÍA. Sigmund Freud (1924-1925)


La fama de mis diagnósticos, confirmados por la autopsia, me atrajo el interés de varios médicos americanos, a los que comencé a dar, en un chapurreado inglés, un cursillo sobre tales temas, utilizando como material de observación a los enfermos de mi sala. Pero no tenía el menor conocimiento de la neurosis; y así, cuando un día presenté a mis oyentes un neurótico con ininterrumpido dolor de cabeza y diagnostiqué el caso de meningitis circunscrita crónica, me abandonaron todos, poseídos de una justificada indignación crítica, dando allí fin mi prematura actividad pedagógica.
Sin embargo, alegaré en mi disculpa que grandes autoridades médicas de Viena solían aún diagnosticar por aquel entonces la neurastenia como un tumor cerebral.
En la primavera de 1885 me fue conferida la plaza de «docente» de Neuropatología en mérito de mis trabajos histológicos y clínicos. Poco después me consiguió Brücke una generosa pensión para realizar estudios en el extranjero y al otoño siguiente me trasladé a París. Confundido entre los muchos médicos extranjeros que se inscribían como alumnos en la Salpêtrière, no se me dedicó al principio atención ninguna especial. Pero un día oí expresar a Charcot su sentimiento por no haber vuelto a tener noticia alguna desde la pasada guerra del traductor alemán de sus conferencias. Luego agregó que le agradaría mucho encontrar una persona de garantía que se encargase de la traducción alemana de sus Nuevas conferencias. Al día siguiente me ofrecí para ello en una carta, en la que recuerdo haber escrito que sólo padecía la aphasie motrice, pero no la aphasie sensorielle du français. Charcot aceptó mi ofrecimiento, me admitió a su trato privado y me hizo participar desde entonces directamente en todo aquello que en la clínica sucedía.
Hallándome dedicado a la redacción del presente trabajo he recibido de Francia numerosos ensayos y artículos que testimonian de una violenta resistencia a la aceptación del psicoanálisis y contienen a veces afirmaciones totalmente inexactas relativas a mi situación como respecto a la escuela francesa. Así, leo, por ejemplo, que aproveché mi estancia en París para familiarizarme con las teorías de P. Janet, huyendo luego con mi presa. Contra esta afirmación he de hacer constar que durante mi estancia en la Salpêtrière nadie nombraba aún para nada a P. Janet.
De todo lo que vi al lado de Charcot, lo que más me impresionó fueron sus últimas investigaciones sobre la histeria, una parte de las cuales se desarrolló aún en mi presencia, o sea la demostración de la autenticidad y normalidad de los fenómenos histéricos (introite et hic dii sunt) y de la frecuente aparición de la histeria en sujetos masculinos, la creación de parálisis y contracturas histéricas por medio de la sugestión hipnótica y la conclusión de que estos productos artificiales muestran exactamente los mismos caracteres que los accidentales y espontáneos, provocados con frecuencia por un trauma. Algunas de las demostraciones de Charcot despertaron al principio en mí, como en otros de los asistentes, cierta extrañeza y una tendencia a la contradicción, que intentábamos apoyar en una de las teorías por entonces dominantes.
El maestro discutía siempre nuestras objeciones con tanta paciencia y amabilidad como decisión, y en una de estas discusiones pronunció la frase Ça n'empêche pas d'exister, para mí inolvidable. No todo lo que por entonces nos enseñó Charcot se mantiene aún en pie. Parte de ello aparece ahora muy discutible, y otra parte ha sucumbido por completo a la acción del tiempo. Pero, sin embargo, queda aún mucho que ha pasado a integrar duraderamente el contenido de la ciencia. Antes de abandonar París tracé con Charcot el plan de un estudio comparativo de las parálisis histéricas con las orgánicas. Me proponía demostrar el principio de que las parálisis y anestesias histéricas de las diversas partes del cuerpo se delimitan conforme a la representación vulgar (no anatómica) del hombre. El maestro se mostró de acuerdo conmigo, pero no era difícil adivinar que, en el fondo, no se sentía inclinado a profundizar en la psicología de las neurosis. Su punto de partida habría sido, en efecto, la Anatomía. Continúa…

domingo, 20 de noviembre de 2011

ÚLTIMA CARTA DE FREUD












































A ALBRECHT SCHAEFFER





20, Maresfield Gardens, Londres, N.W. 3





19-9-1939





Querido señor Schaeffer:






¡Con qué alegría he recibido su inesperada carta! ¡Cuántas veces he pensado en mi
poeta durante estos tiempos, vacíos en ciertos aspectos, preguntándome a qué
rincón de este desbaratajustado mundo le habían impulsado los acontecimientos de
su patria!





Me alegró muchísimo saber que lo que yo temía no ocurrió y que ha encontrado una compañera tan valiosisíma en su esposa.





No todo lo que pueda decirle de mí coincidiría con sus deseos, pero tengo más de ocheta y tres años, debería haber muerto ya y sólo me queda seguir el consejo de su poema: Espera, espera.3





Muy sinceramente suyo,








Freud.



3. Durante la noche del 22 al 23 de septiembre, a las tres de la mañana -tres días después de haber escrito estas palabras-, falleció Freud.





















viernes, 18 de noviembre de 2011

ANTES DE VOTAR. -EL FÚTBOL EN EUROPA ¿PUEDE TRIUNFAR SIN TOLERANCIA?-

ANTES DE VOTAR
EL FÚTBOL EN EUROPA ¿PUEDE TRIUNFAR SIN TOLERANCIA?


En todos los partidos de fútbol europeo se repite la lógica formal de lo universal y una dialéctica matemática donde se reduce el sujeto a una función. Quiero con esto señalar que: tanto en las competiciones caseras como en las internacionales, insiste lo que también sucede en otros ámbitos sociales, ¡¡la intolerancia!!.
Es a finales del siglo XIX y principios del siglo XX donde se pueden fechar los grandes hitos científicos que “nos piensan y dirigen” actualmente en Europa. Supongo que no debe ser muy diferente en otros continentes, cuyo fútbol, no he estudiado tanto.
Que los ingleses alcanzaran la patria potestad del invento y la prensa deportiva francesa fuera la primera en gestionar su difusión o que los equipos españoles e italianos sean los vencedores en el cincuenta por ciento de los torneos disputados y, que grandes capitales financieros inviertan en los clubes o que gran parte del “pie de obra” proceda del sur americano son efectos económico-políticos y no, la causa de nada.
La formación de los dirigentes, también los deportivos, es una demanda patente en Europa; así cuando el presidente de la FIFA, señor Blatter, resultó abucheado en la propia sede central de Suiza, abandonó la reunión alegando a la prensa: ¡que abucheen al presidente de la FIFA es intolerable e inadmisible! Podemos hablar del TAS o de los inconvenientes legales con la justicia ordinaria, por las denuncias del presidente de un club suizo, sobre la UEFA, impugnaciones en votaciones... Problemas que en una “gran familia” al hacerse públicas, no por sociales dejan de señalar su relación con lo ético y lo perverso.
La TOLERANCIA es clave en la gestión (arte de lo posible) que todo dirigente deportivo europeo lleva adelante. La salud, educación y cultura de nuestros deportistas, técnicos, profesionales y espectadores depende en gran parte de ello. Y la tolerancia por ideológica se transmite inconscientemente y se muestra en los actos, no sirviendo las medidas de buena voluntad para reprimirla o transformarla.
Desconocer estas premisas o cuestionar la existencia de métodos científicos es similar a manejarse en la vida cotidiana (deportiva) con tecnología del siglo XVIII.
En la gestión deportiva y en la economía política, con demasiada frecuencia hace síntoma social, es decir, se pervierte el espíritu y la ética deportiva, imponiéndose la moral de los poderosos y estafadores que quieren usurparnos la estética del balompié y otros bienes culturales.


Dr. Carlos Fernández
Médico Psicoanalista
www.carlosfernandezdelganso.com