viernes, 7 de noviembre de 2014

PSICOANÁLISIS Y EDUCACIÓN


SUFRIR O GOZAR ESTUDIANDO, ES UNA DECISIÓN

            En cuanto a la tercera fuente de sufrimiento, el de origen social, nos negamos en absoluto a aceptarlo, no atinamos a comprender porque las instituciones que nosotros mismos hemos creado no habrían de representar más bien protección y bienestar para todos. Sin embargo, si consideramos cuán pésimo resultado hemos obtenido precisamente en este sector de la prevención contra el sufrimiento; comenzando a sospechar que también aquí podría ocultarse una porción de la indomable naturaleza, tratándose esta vez de nuestra propia constitución psíquica.
            Una “técnica” para evitar el sufrimiento, será la sublimación de los instintos, es decir acrecentar el placer del trabajo psíquico e intelectual. Las satisfacciones de esta clase, como la que el artista experimenta en la creación, en la encarnación de sus fantasías; la del investigador en la solución de sus problemas y en el descubrimiento de la verdad, son de una calidad especial, pudiendo metafóricamente decir que son más “nobles y elevadas” que la satisfacción de impulsos instintivos groseros y primarios. Aunque  debemos reconocer que el punto débil de este método radica en que su aplicabilidad no es general, ya que sólo es aplicable a pocos seres (nos referimos a los que trabajan por una vocación especial) y, además no ofrece una completa protección contra el sufrimiento, pues recordemos que la fuerza de la naturaleza siempre está presente y del cuerpo propio no se puede huir.
            Cualquier tipo de trabajo ofrece la posibilidad de ligar al individuo tan fuertemente a la realidad como ninguna otra actividad vital consigue,  incorporándolo solidamente a la comunidad humana. No obstante el trabajo es menospreciado por el hombre como camino a la felicidad. No se precipita a él como a otras fuentes de goce y la inmensa mayoría de los seres sólo trabajan bajo el imperio de la necesidad, y de esta aversión humana al trabajo se derivan los más dificultosos problemas sociales.
            Nos permitimos recomendar leer la obra de Sigmund Freud, a todos, en especial aquellos que por su profesión trabajen en la salud y la educación. Decimos que gobernar, educar y psicoanalizar son tareas imposibles, es decir transcurren inconscientemente, no cesan de no escribirse y el sujeto siempre está implicado en lo que le sucede. El psicoanálisis escucha al docente y pone a su disposición herramientas eficaces para su formación.

(continuará)

Dr. Carlos Fernández del Ganso
Del texto “Psicoanálisis y Educación”


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