En 1928 los campos
de Sport del Sardinero en Santander son escenario de la final de la Copa de fútbol entre el F.C.
Barcelona y la Real
Sociedad de San Sebastián. En aquellos tiempos no existía el
lanzamiento de penaltis, con lo que se hicieron necesarios tres partidos para
dilucidar al campeón.
En el primero de
ellos, el disputado el 20 de mayo, el portero del Barcelona, el húngaro Platko,
se convirtió en héroe. Cuando la Real Sociedad acorralaba al Barcelona en su área,
su delantero centro Cholin, en una posición envidiable, avanzó hacía la
portería del marco catalán. El gol parecía inevitable. En esa situación el
portero Platko, realiza una gran estirada a los pies del jugador donostiarra
evitando el disparo a gol del delantero, pero a cambio de recibir en la cabeza
el golpe destinado al balón. El punterazo del delantero que alcanza el rostro
de Platko fue brutal. Del choque entre ambos jugadores resulta conmocionado el
arquero del que mana sangre de su cabeza.
Es retirado fuera
del terreno del juego, y tras aplicarle seis puntos de sutura en la herida,
reapareció unos minutos después con un grueso vendaje que cubre casi toda la
cabeza y que fue perdiendo a lo largo del partido.
El poeta Rafael
Alberti, presente en el encuentro, impresionado por el episodio del que había
resultado espectador, dedicó al guardameta Platko una Oda que apareció
publicada en la primera página del periódico La Voz de Cantabria una semana después.
ODA A PLATKO
Ni el mar,
que frente a ti
saltaba sin poder defenderte.
Ni la lluvia. Ni el
viento, que era el que más rugía.
Ni el mar; ni el
viento, Platko,
rubio Platko de
sangre,
guardameta en el
polvo,
pararrayos.
No nadie, nadie,
nadie.
Camisetas azules y
blancas, sobre el aire.
camisetas reales,
contrarias, contra
ti, volando y arrastrándote.
Platko, Platko
lejano,
rubio Paltko
tronchado,
tigre ardiente en la
yerba de otro país.
¡ Tú, llave, Platko,
tu llave rota,
llave áurea caída
abre el pórtico áureo!
No nadie, nadie,
nadie,
nadie se olvida,
Platko.
Volvió su espalda al
cielo.
Camisetas azules y
granas flamearon,
apagadas sin viento.
El mar, vueltos los
ojos,
se tumbó y nada
dijo.
Sangrando en los
ojales,
sangrando por ti,
Platko,
por ti, sangre de
Hungría,
sin tu sangre, tu
impulso, tu parada, tu salto
temieron las
insignias.
No nadie, Platko,
nadie,
nadie se olvida.
Fue la vuelta del
mar.
Fueron diez rápidas
banderas
incendiadas sin
freno.
Fue la vuelta del
viento.
La vuelta al corazón
de la esperanza.
Fue tu vuelta.
Azul heroico y
grana,
mandó el aire en las
venas.
Alas, alas celestes
y blancas,
rotas las,
combatidas, sin plumas,
escalaron la yerba.
Y el aire tuvo
piernas,
tronco, brazos,
cabeza.
¡Y todo por ti,
Platko,
rubio Platko de
Hungría!
Y en tu honor, por
tu vuelta,
porque volviste el
pulso perdido a la pelea,
en el arco contrario
al viento abrió una brecha.
Nadie, nadie se
olvida.
El cielo, el mar, la
lluvia lo recuerdan.
Las insignias.
Las doradas
insignias, flores de los ojales,
cerradas, por ti
abiertas.
No nadie, nadie,
nadie,
nadie se olvida,
Platko.
Ni el final: tu
salida,
oso rubio de sangre,
desmayada bandera en
hombros por el campo.
¡ Oh Platko, Platko,
Platko
tú, tan lejos de
Hungría!
¿Qué mar hubiera
sido capaz de no llorarte?
Nadie, nadie se
olvida,
No
one, no one forgets,
no nadie, nadie,
nadie, nadie.
no, no
one, no one, no one, no one.
(Continuará)
Del
libro: Poetas del Fútbol
Dr.
Carlos Fernández del Ganso
In
1928, the Sardinero Sport Field in Santander was
scene of the Football Final Cup between FC Barcelona and Real Sociedad from San Sebastian .At that
time it did not exist scoring from a penalty so they were necessary three games
to elucidate the champion.
In the
first game disputed on May 20th, the Barcelona ’s
goalkeeper, the Hungarian Platko, became a hero. When the Real Sociedad was
corralling to Barcelona´s team in its area, his centre-forward Cholin, in an
enviable position, advanced towards the goal of the goalmouth Catalonian. The
goal looked unavoidable. In that situation the goalkeeper Platko, made a great
dive at the feet of the donostiarra player to avoid the shot on goal of the
forward, but in return he receives a blow in his head that was aimed to the
ball. The powerful shot of the forward that reached the face of Platko was
brutal. Due to the collision between the two players the goalkeeper turned out
dazed and blood was flowing from his head.
He was
taken off the field of play, and after applying six stitches in the wound, he
reappeared a few minutes later with a thick bandage covering most of his head
and that he was losing along the game.
The
poet Rafael Alberti, who attended the match, impressed by the episode which had
been spectator, dedicated to the goalkeeper Platko an ode that was published a
week later on the front page of the newspaper, La Voz
de Cantabria. (The voice of Cantabria).
ODE TO PLATKO
Neither
the sea,
that
facing you, jumped unable to defend yourself.
Neither
the rain. Neither the wind, which was the most roaring.
Neither
the sea, neither the wind, Platko,
blond
Platko of blood,
goalkeeper
in the dust,
lightning conductor.
No, no
one, no one, no one.
Blue
and White t-shirts, over the air.
royal
t-shirts,
contrary,
against you, flying and dragging yourself.
Platko, far Platko,
blond
Paltko cut off
burning tiger in the grass of another country.
¡ You,
key, Platko, your broken key,
golden
fall key opens the golden gate!
No, no
one, no one, no one,
No one
forgets, Platko.
He
returned his back to the sky.
Blue
and deep red t-shirt fluttered,
dull
without wind.
The
sea, returned eyes,
he lied
down and said nothing.
Bleeding
in the buttonholes,
bleeding
for you, Platko.
for
you, blood from Hungary ,
without
your blood, your impetus, your save, your leap
the
insignias feared.
No, no
one, Platko, no one,
No one
forgets.
It was
the back of the sea.
They
were ten fast flags
inflamed
without obstacle.
It was
the back of the wind.
The
return to heart of hope.
It was
your return.
Heroic
blue and deep red,
the
air ruled in the veins.
Wings,
celestial and white wings,
broken
the, combated, without feathers,
they
scaled the grass.
And
the air had legs,
trunk,
arms, head.
¡And
all for you, Platko.
blond
Platko from Hungary !
And in
your honour, for your return,
because
you returned the lost pulse to the fight,
in the
contrary arc in the wind he opened a crack.
no
one, no one forgets.
The
sky, the sea, the rain remember him.
The
insignias.
The
golden insignias, flowers of the buttonholes,
closed,
open for you.
No no
one, no one, no one,
no one
forgets, Platko.
Not
even the end: your remark,
blond
bear of blood,
faint
flag on shoulders through the field.
¡ Oh Platko, Platko,
Platko
¡ Oh Plato, Platko,
Platko
you,
so far from Hungary !
Which
sea would have been able not to cry for you?
No
one, no one forgets,
no, no
one, no one, no one, no one.
(To be continued)
From the book: Football Poets
Dr. Carlos Fernández del Ganso
No hay comentarios:
Publicar un comentario