martes, 23 de junio de 2009

PSICOANÁLISIS: XXIII - EL PSICOANÁLISIS COMO MÉTODO TERAPÉUTICO

"EL pensamiento de la luz". Miguel Oscar Menassa

El psicoanálisis no ha pretendido jamás ser una panacea ni hacer milagros. Dentro de uno de los sectores más arduos de la actividad médica, es para algunas dolencias el único método posible, y para otras el que mejores y más duraderos resultados procura, aunque jamás sin un gasto proporcional de trabajo y de tiempo. El médico que no limita su interés a la terapia ve también recompensado su trabajo por insospechados atisbos en la trama de la vida anímica y en las relaciones entre lo psíquico y lo somático. Allí donde, por ahora, no puede ofrecer más que comprensión teórica, inicia quizá el camino de un ulterior influjo directo sobre las perturbaciones neuróticas. Su campo de acción está constituido, sobre todo, por las dos neurosis de transferencia, la histeria y la neurosis obsesiva, cuya estructura interna y cuyos mecanismos han contribuido a descubrir; pero, además, por toda clase de fobias, inhibiciones, trastornos del carácter, perturbaciones de la vida erótica. Según algunos analíticos, tampoco carece de posibilidades favorables al tratamiento analítico de enfermedades manifiestamente orgánicas (Jelliffe, Groddeck, Félix Deutsch), pues no es raro que un factor psíquico participe en la génesis y la persistencia de tales afecciones. Como el psicoanálisis exige de sus pacientes cierta medida de plasticidad, tiene que atenerse, en su selección, a determinados límites de edad; y como exige una larga e intensa ocupación con cada enfermo, sería antieconómico derrochar tal esfuerzo con individuos carentes de todo valor y además neuróticos. La experiencia extraída del material policlínico enseñará qué modificaciones son necesarias para hacer accesible la terapia psicoanalítica a sectores populares más amplios y adaptarla a inteligencias más débiles.

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