Ya en los Estudios se iniciaban diferencias entre la manera de ver de Breuer y la mía. Breuer suponía que las representaciones patógenas ejercían acción traumática porque habían nacido en estados hipnoides, en los cuales la función anímica sucumbe a ciertas restricciones. En cambio, yo rechazaba tal explicación, y creía reconocer que una representación se hace patógena cuando su contenido repugna a las tendencias dominantes de la vida anímica, provocando así la defensa del individuo (Janet había atribuido a los histéricos una incapacidad constitucional para la síntesis de sus contenidos psíquicos; en este lugar se separaba de su camino el de Breuer y el mío). También las dos innovaciones, con las que yo abandoné a poco el terreno de la catarsis, constaban ya mencionadas en los Estudios. Una vez terminada mi colaboración con Breuer, constituyeron el punto de partida de nuevos desarrollos.
Psicoanálisis y teoría de la libido. S. Freud 1923
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