Comenzó el mes de septiembre, supuestamente la mayoría hemos disfrutado de un descanso, algún viaje o nuevas experiencias. Ahora corresponde volver al trabajo. Y
nos encontramos noticias de prensa, similares a las de siempre, retos y exigencias laborales frente a las que nos sentimos sin energía. Todo esto contando con que acabamos de “disfrutar” en el mejor de los casos de unas merecidas vacaciones. Sin embargo podemos sentirnos peor que antes del descanso estival, o pensar que de poco nos sirvió, sin energía ni deseo para el manejo habitual del día a día.
Se escucha hablar en televisión, prensa y radio, del llamado “Síndrome Postvacacional” caracterizado por: apatía, cansancio y desgana general, preocupaciones excesivas por el trabajo y el dinero, abandono de estudios o proyectos ya establecidos antes del verano, carácter irritable.
Pero ¿de qué se trata? ¿qué se puede hacer? ¿es mejor no tomar vacaciones? ¿éste síndrome es algo nuevo? ¿nos pasa a todos? ¿es un cuento chino…?
Para pensar esta situación acerquemos algunos conceptos y reflexiones que puedan ayudarnos: A) Las vacaciones se deben trabajar previamente, es decir, las interrupciones son necesarias para poder continuar, al igual que los silencios forman parte del dialogo o las hojas en blanco de un libro representan respeto para el lector. Entonces de vacaciones se puede ir a “cargar” las pilas, significa esto hacer algo nuevo, diferente, plantearse pequeñas cosas y no grandes empresas o se puede pretender durante las vacaciones no hacer nada, “descargar” tensiones. En este último caso a la vuelta nos encontramos con unas expectativas falsas, donde nada cambió y todo sigue siendo lo mismo. B) Las vacaciones forman parte del trabajo, luego es un período donde se continúa generando vida, salud y dinero, porque el dinero circula, la salud es una producción (no hay salud natural) y la vida no tiene sentido (los admite todos)
Aquí radica uno de los pivotes para pensar esta situación: lo finito, los límites, la puntuación de cada humano. De modo que las vacaciones son “efecto” de un trabajo realizado y no la “causa” del futuro laboral. C) Quien se limita existe. La perfección no existe y solos nada podemos, quiere decir que hasta para disfrutar, para gozar, para aprender necesitamos de otros semejantes, de manera imaginaria, real y simbólica. Recordemos que un libro siempre tiene destinatario y el onanismo dedicatoria.
nos encontramos noticias de prensa, similares a las de siempre, retos y exigencias laborales frente a las que nos sentimos sin energía. Todo esto contando con que acabamos de “disfrutar” en el mejor de los casos de unas merecidas vacaciones. Sin embargo podemos sentirnos peor que antes del descanso estival, o pensar que de poco nos sirvió, sin energía ni deseo para el manejo habitual del día a día.
Se escucha hablar en televisión, prensa y radio, del llamado “Síndrome Postvacacional” caracterizado por: apatía, cansancio y desgana general, preocupaciones excesivas por el trabajo y el dinero, abandono de estudios o proyectos ya establecidos antes del verano, carácter irritable.
Pero ¿de qué se trata? ¿qué se puede hacer? ¿es mejor no tomar vacaciones? ¿éste síndrome es algo nuevo? ¿nos pasa a todos? ¿es un cuento chino…?
Para pensar esta situación acerquemos algunos conceptos y reflexiones que puedan ayudarnos: A) Las vacaciones se deben trabajar previamente, es decir, las interrupciones son necesarias para poder continuar, al igual que los silencios forman parte del dialogo o las hojas en blanco de un libro representan respeto para el lector. Entonces de vacaciones se puede ir a “cargar” las pilas, significa esto hacer algo nuevo, diferente, plantearse pequeñas cosas y no grandes empresas o se puede pretender durante las vacaciones no hacer nada, “descargar” tensiones. En este último caso a la vuelta nos encontramos con unas expectativas falsas, donde nada cambió y todo sigue siendo lo mismo. B) Las vacaciones forman parte del trabajo, luego es un período donde se continúa generando vida, salud y dinero, porque el dinero circula, la salud es una producción (no hay salud natural) y la vida no tiene sentido (los admite todos)
Aquí radica uno de los pivotes para pensar esta situación: lo finito, los límites, la puntuación de cada humano. De modo que las vacaciones son “efecto” de un trabajo realizado y no la “causa” del futuro laboral. C) Quien se limita existe. La perfección no existe y solos nada podemos, quiere decir que hasta para disfrutar, para gozar, para aprender necesitamos de otros semejantes, de manera imaginaria, real y simbólica. Recordemos que un libro siempre tiene destinatario y el onanismo dedicatoria.
EL FUTURO LO CONSTRUYE CADA UNO O SE LO IMPONEN.
La felicidad sólo se haya en el camino del trabajo. No hay en la vida un lugar donde llegar, porque el deseo no tiene un objeto único y concreto, es decir no se contenta con algo especifico, sino que el deseo (motor de la vida humana) lo único que pide es desear, trabajar constantemente, sin fatiga. Cuando lo imaginario (imagen) lo ilusorio, la fantasía, la ideología le “propone” al sujeto la idea de haber alcanzado algo o de haber llegado a algún sitio, (como es una situación ilusoria, no real) la decepción acontece. Pero decepcionarse es siempre responsabilidad de cada uno.
Todas las disciplinas referidas al hombre en general, ya sean filosóficas, sociológicas o psicológicas, han querido absorber de una u otra manea la angustia, proponiendo pautas de explicación y diferentes terapéuticas para calmarla o resolverla.
El ocio está pautado por las costumbres, el folclore e ideología del estado (agosto, domingos, fiestas patronales…) lo que no significa que el sujeto no deba apropiarse de lo ya heredado, de tal manera que debe hacer suyas las vacaciones, producirlas y para ello: la lectura, escritura, pintura, cine, música, deporte y tertulias son facetas que canalizan el tiempo de las vacaciones, haciéndolas productivas.
Dr. Carlos Fernández
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