viernes, 20 de noviembre de 2009

LA SEXUALIDAD ES INCONSCIENTE

Buscamos el sol. Miguel O Menassa


La sexualidad es un concepto novedoso, si consideramos que la teoría sexual donde se formula cómo amamos y qué deseamos se produjo, hace poco más de cien años (1905) Tal vez por eso se sigue confundiendo lo sexual con lo genital, o se piense que los niños carecen de sexualidad o pidamos amor cuando queremos sexo.
La sexualidad es tan natural como la inteligencia o el odio. Es decir todo, absolutamente todo, se construye (todo es artificial en el humano) y cuando le ponemos al crecimiento: vergüenza, pudor o repugnancia, estamos hablando de moral en lugar de la ética del deseo. Es diferente la regulación de los modelos ideológicos del estado, aquellos que dictan los que está bien y lo que no es políticamente correcto, aquellos que transmiten cómo hay que amarse, en que momento hay crisis sexual o qué barbaridades realizar para hacerse famoso. El erotismo es totalmente diferente de la pornografía, sin embargo se transmite perversamente a la población, una confusión incestuosa, a través de los medios de difusión.
Modelos ideológicos de los que no podemos escapar, como tampoco se puede negar el gran poder de la especie muy superior al deseo del sujeto, ya que la especie impone la reproducción para perpetuarse, no importándole de qué manera se consigue o que lo ocurre a los sujetos en ese proceso. En 1905, el doctor Sigmund Freud, escribió “Tres ensayos para una teoría Sexual”. Ofreció respuestas que el hombre llevaba preguntándose desde que existe la escritura. Antes de la escritura no se puede saber, que le pasaba al humano (hablamos de prehistoria), y antes de hablar no se puede saber que desea el amante, después tampoco. Por hablante se sabe que hay una demanda, un pedido deseante y, no se trata de saciar, sino más bien de poder desplegar el deseo.
Al descubrirse, al producirse el concepto de Inconsciente, (ese lugar donde verdaderamente pensamos y gozamos), al articularse una teoría de los procesos humanos, es decir de los celos, la envida, el miedo, las ambiciones, el asco, las inhibiciones, pero también de la creación, del deseo, del amor, las ambiciones, el asco, las inhibiciones y, también de la creación, del deseo, del amor; al descubrirse el Inconsciente, sabemos cómo es la sexualidad del hombre, de la mujer.
No hay amor sin deseo, es decir hay un amor que es privativo de aquellos sujetos que sean capaces de producirlo para ellos, pero no es algo natural o innato. Algunas parejas se preguntan ¿qué fue de aquel deseo, de aquella fiebre apasionada? Podemos responder que: el sexo no cae, se puede deformar, transmutar, esconderse, disfrazarse pero el sexo no cae.
El otro tipo de amor, el de la especie, el que conlleva la reproducción, ese amor no es un sentimiento propio del sujeto psíquico. Es un sentimiento que la poderosa especie impone al sujeto biológico. Ser padre o madre es una función. Es decir no es necesario tener hijos, para ser padres, así como hay quien tiene hijos y ni sabe, ni puede, ni quiere desempeñar la función. Por ello que los huérfanos, pueden crecer, al igual que los ciegos, pueden ver, porque no es con los ojos de la cara que se ve. Se trata de la mirada, no de la visión, por eso que tenemos la sensación de que el son se mueve, gira alrededor de la tierra, cuando en realidad es la tierra la que gira alrededor del sol, pero nuestros órganos de la percepción nos informan de esa sensación ilusoria.
Desconocemos la propia sexualidad por ser inconsciente. Se puede analizar lo que pensamos de las fantasías, las inhibiciones, las ambiciones, los afectos que son sólo pensamientos. Se puede analizar la relación que cada uno tiene con su propio cuerpo, los sueños, los compañeros. Todos deseamos las mismas cosas, nos diferenciamos en la diferente manera de renunciar, de poner en escena, de llevar adelante nuestros deseos.
Dr. Carlos Fernández

miércoles, 18 de noviembre de 2009

LOS CELOS Y LA ENVIDIA


Reconocer que se pueden “sentir” celos, habla de la implicación del sujeto en lo que le pasa, dice de un grado de salud, más difícil aún es reconocer que se siente envidioso. Y ambos: celos y envidia son vertientes de cuestiones sociales por un lado y psíquicas por otro. Posibles de ser analizadas.
El celoso es más social que el envidioso, ya que el celoso, se siente excluido de una escena en la que le gustaría participar. El celoso, desea lo que otro está mirando, desea un deseo de otro; mientras que el envidioso, no desea lo que el otro consiguió, sino que solo quiere romperlo. El envidioso no quiere el coche del vecino, solo rayarlo.
El celoso reconoce la existencia de otro semejante con el que algo quiere, el envidioso quiere que el otro no tenga. En los celos siempre hay tres personajes como mínimo, en la envidia sólo hay uno (por ello es más primitiva y anterior que los celos)
Los celos y la envidia, señalan la doble carencia constitutiva del sujeto, esa imperfección que lo constituye como humano por nacer de padre y madre, seres sexuados (es decir celulares) por ende mortales como él, con lo cual también morirá.
Y llegar a la vida (cuando ya había vida para otros) es decir nacer anticipado por algo que permitió no solo que naciera y creciera, también apropiarme de lo que otros humanos antes de “uno” hicieron, llegar a la vida y aceptar ser un privilegiado que puede heredar no es fácil de aceptar. Los abogados lo ven en las dificultades que existen para resolver muchas herencias.
Dice el refrán “de bien nacidos es ser agradecidos”. Me puedo beneficiar de lo que trabajaron otros que sin conocerme construyeron: calles, universidades, puentes, teléfonos, objetos, libros…que permiten un mejor aterrizaje en la vida.
Los especialistas sabemos que hay cierta tendencia social a reprimir la sexualidad en aras de aumentar la producción social y de preservar la estructura monogámica de la familia nuclear, cuyo origen se fundamenta en el pasaje del feudalismo al capitalismo. Con el pasaje del trabajo artesanal al asalariado, la máquina permitió la obtención de la plusvalía y en consecuencia la posibilidad de acumular capital. Y la acumulación sin distribución adecuada siempre trae problemas.
El gran problema de los celos, no es “sentirlos” sino pensar que se pueden “tener”, es decir que se puede tener al “otro”, al semejante, al conyugue, al compañero. Y conviene saber que lo que despierta los celos, no son las personas, son frases, son palabras pronunciadas que señalan lugares de los cuales nos sentimos excluidos y en los que nos gustaría participar.
Todo conocimiento humano tiene su fuente en la dialéctica de los celos, es decir se constituye el yo del sujeto a la vez que el otro semejante. Mientras va descubriendo su propio cuerpo, la imagen del otro le anticipa. De modo que decimos que los humanos nacemos perdiendo doblemente: frente a las imágenes y frente a las palabras. Cuando crecemos iremos construyendo con el lenguaje, a través de las palabras, nuestras propias imágenes, que son en todos los casos lo privado.
La familia monogámica se constituye para establecer las leyes de la herencia de bienes materiales, pero hay cuestiones que no controla el sexo, por ejemplo el dinero tiene sus propias leyes, de modo que cuando es el dinero el que dice como debe ser gastado, es decir pone su nombre y apellidos a la cosas (por ejemplo veinte euros para libros), hablamos del dinero como equivalente general (donde con dinero se puede comprar hasta dinero) pero a veces el sujeto no acepta las leyes del dinero y quiere manejarlo él, como “cree” manejar otras cuestiones de su vida, ahí suele ocurrir que maneja el dinero como equivalente simbólico, es decir como lo que alguna vez hizo en la fase anal, de su constitución psíquica, con la caca: retenerla, acumularla, expulsarla, regalarla. La envidia se cura con trabajo y admirando en el otro sus logros. Los celos son deseos a los que puedo poner palabras, y entonces se transforman en otra cosa.


Dr. Carlos Fernández del Ganso

lunes, 16 de noviembre de 2009

EL SIGNIFICADO DE LOS SUEÑOS

Todos soñamos, tal vez por eso, los sueños interesen a la humanidad desde que el hombre es hombre. Existen escritos que así lo atestiguan, en la Biblia aparecen posibles significados de los sueños, los faraones contaban con “descifradores” de lo onírico, los guerreros de antaño, se hacían acompañar de célebres “interpretadores” de sueños en sus campañas bélicas. El hombre siempre interrogó lo más íntimo del sujeto.
Durante siglos se ofrecieron diferentes nociones de diversa validez, desde considerarlo como un producto inservible y sin sentido a considerarlo como un mensaje divino. Toda esta inquietud, llevó a realizar hipótesis y cuestionar acerca de los sueños: ¿por qué hay personas que sueñan todos los días y otros casi nunca?, ¿por qué hay sueños que se repiten? ¿que significan las pesadillas?, ¿hay sueños típicos?, ¿qué significa soñar con la muerte de algún ser querido?
Preguntas que se hizo la humanidad, y solo se pudieron conceptuar (desplegar teóricamente y entender) a raíz de la investigación que llevó a cabo el médico vienés Sigmund Freud al escribir “La interpretación de los Sueños” texto que fue publicado en el año 1900. Hay fechas históricas que suponen un antes y un después.
El propósito de Freud, en realidad no era desenmascarar los sueños. Sucedió que los pacientes que atendía en su consulta, sin saber muy bien porque, le contaban entre el material de sus padecimientos y vida cotidiana, sus sueños. Esto le hizo investigar sobre el tema y, como siempre que ocurre un hecho científico, fue sorprendido el propio Sigmund Freud, por un gran descubrimiento que modificó el mundo del pensamiento en general y de la vida psíquica en particular. Salud, educación y creación después de 1900 han podido ser transformados gracias al psicoanálisis.
Se descubrió que existe en todos los humanos, en su aparato psíquico, algo que desconocemos y que dirige nuestros pensamientos, un lugar ignoto, incognoscible e impensable que genera y sobredetermina nuestra vida anímica: El Inconsciente.
Ahora, por ejemplo, sabemos que el sueño es el guardián del reposo.
Lo que descubrió Freud es el concepto de Inconsciente: motor de la vida, que no juzga ni calcula, trabajador incansable e inagotable al que lo único que le interesa es desear, expresándose a través de sus efectos, ya que lo inconsciente es imposible de hacerse consciente tal cual. El Inconsciente es imposible de aparecer en la conciencia, jamás se muestra en la razón; lo que aparece son los efectos del Inconsciente, así como la luz es un efecto de la energía eléctrica, invisible a los ojos y el amor es ciego y la justicia se representa con una venda en los ojos. Y sin embargo podemos hablar.
Entre los productos-efectos del Inconsciente están los sueños. Otros efectos son: el síntoma, los lapsus, los actos fallidos, las equivocaciones orales, los cambios de tono, los chistes, los ejemplos, las reiteraciones, el silencio significante…) De modo que es imposible, por sujeto del lenguaje, escapar a lo humano por excelencia: la palabra.
Freud utilizó el sueño para mostrar su descubrimiento, ya que lo que se había producido era por científico, de interés general y el sueño es un fenómeno universal. Es decir no había descubierto algo en la clínica, válido únicamente para los enfermos, sino que la teoría por ser clínica, permitía exponer a través de los sueños, las leyes del lenguaje que dan cuenta del proceso humano de pensar, enfermar, crear, amar, matar, envidiar, odiar, trabajar y jugar viviendo.
“El sueño tiene sentido” fue el primer paso de su formulación teórica. Pero este sentido sólo aparece después de ser interpretado, de modo que lo que recordamos cuando nos despertamos, todavía no se sabe lo que es, (es decir en sí mismo el sueño no significa nada) Y para que acontezca la interpretación (instrumento del método psicoanalítico), el sueño soñado, debe ser contado en condiciones de asociación libre y en transferencia (elementos de la técnica psicoanalítica) siendo la escucha especializada del analista uno de los instrumentos imprescindibles del trabajo práctico técnico, para que se pueda producir la interpretación, es decir el inconsciente del soñante. Y es con estas condiciones que decimos: “El sueño se presenta cómo una realización de deseos”. Aunque al soñante le parezca extraño, nimio, indiferente o desagradable (disfraces con los que se presenta el sueño) para poder llegar a la conciencia.
Los descubrimientos más civilizadores, los grandes inventos en la humanidad siempre se produjeron con trabajo, estudio y casi siempre en contra de la opinión establecida, por suponer una novedad. El arte genera humanidad y no es la toma del poder (cualquier poder) lo que consolida el poder, sino que es la dirección de los modelos ideológicos lo que consolida el poder.
Dr. Carlos Fernández